domingo, 22 de diciembre de 2013

Cuento Motor -La historia de la ardilla Pinta-

Hola amigos:
Existen otra clase de cuentos que sirven para desarrollar la motricidad y, además, permiten sumergirse directamente en la trama de la historia. Estos son los cuentos motores que se emplean en Educación Infantil y Educación Primaria. 

Contribuyen al desarrollo de la expresión corporal, de la capacidad creativa y de la imaginación a través del juego, la música y la socialización. A diferencia de los cuentos narrados, que sitúan al niño en una posición estática, este tipo de cuento mantiene al niño en una constante atención, ya que él mismo se ve protagonista de la historia y significa un juego para él. Y creo que no hay mejor manera de aprender que la que se lleva a cabo mediante el juego. 

Estos cuentos también permiten, además de gestualizar, la incorporación de objetos que tengan que ver con el argumento. Por ejemplo, en un cuento donde el protagonista fuera un niño que no se apartaba de su pelota, podríamos facilitar a los alumnos unas cuantas pelotas para que las botaran. 
Aquí os dejo un cuento muy interesante que se puede llevar a la práctica tanto educación infantil como en primaria, pero siempre adaptando los diferentes elementos que hacen que los alumnos se motiven y se diviertan mucho más.





LA HISTORIA DE LA ARDILLA PINTA

Érase una vez una pequeña ardilla llamada Pinta, que vivía en un inmenso bosque. Sus árboles eran muy altos (los niños miran hacia arriba) y estaban cargados de sus frutos favoritos: las bellotas. Las miraba siempre sorprendida (cara de asombro) y con ganas de crecer para, así, poder llegar a alcanzarlas algún día.
La ardilla intentó trepar por el árbol (imitar la trepa), cuando una fuerte lluvia le hizo resbalar por el tronco hasta llegar de nuevo al suelo (agacharse hasta el suelo lentamente). Al día siguiente, intentó subir de nuevo y, con gran valentía y esperanza, comenzó a subir por el largo tronco (imitar la trepa). De repente, un pájaro gigante la cogió con su pico (cara de susto y un grito) y la llevó hasta el suelo otra vez (agacharse hasta el suelo lentamente). Pinta estaba enfadada (cara de enfado, patadas al aire…) porque el esfuerzo empleado para llegar a las bellotas no se vio recompensado. Se fue a casa… (andar)

A la semana siguiente, corrió otra vez en busca de su alimento favorito.

-¡Esta vez lo conseguiré! (un brazo en alto) –dijo Pinta entusiasmada.



Llamó a cuatro amigos para que le ayudaran (hacer gesto con la mano como diciendo “¡venid!”). Su plan era coger una sábana por las cuatro esquinas y montarse en ella mientras sus amigos le lanzaban hacia arriba (simularlo). La impulsaron tres, cuatro, cinco veces… pero cuando había conseguido la suficiente altura, quedó cegada por el radiante sol del verano (manos en los ojos).
Entonces, después de un tiempo sin volver a intentarlo, descubrió que en los árboles ya no había bellotas, ¡ni siquiera hojas! (cara de sorpresa). Todas estaban cubriendo el suelo con una capa amarilla y marrón. Pinta lloraba desconsolada sentada en una de las grandes piedras del bosque hasta que alguien oyó su llanto… (Sentarse en el suelo y llorar) Ese alguien se acercaba con una ligera brisa… ¡Era el viento! (soplar)



-¿Qué te ha pasado, pequeña ardilla? –dijo éste.
-¡Nunca podré alcanzar mis preciadas bellotas! –dijo Pinta llorando. (llorar)
-Pero, ¿por qué dices eso? –insistió el viento.
-Han desaparecido, ¿no lo ves? Ya no las volveré a probar… ¡ni siquiera a ver! (cara de tristeza)

Entonces, el viento, tomando una bocanada de aire, sopló muy fuerte y… (imitarlo) todas esas hojas secas que cubrían el suelo salieron volando.

A Pinta se le iluminó la cara con una sonrisa y dio un gran salto de la piedra (reproducirlo). No podía creer lo que sus ojos estaban viendo (cara de sorpresa). ¡El viento había creado un suelo de bellotas! Corrió hacia ellas, comenzó a tocarlas, a lanzarlas por los aires… (imitarlo)



-¡Gracias, viento! ¡Eres un gran amigo! (felicidad)
-De nada, Pinta. Sólo tenías que tener un poco de paciencia…

Y así, Pinta vivió feliz con sus bellotas mientras el viento se alejaba por el bosque (decir “adiós” con la mano).




1 comentario:

  1. Me gusto muchísimo , por que la pinta trepaba y trepaba y se caía y hasta que el viento le ayudo a tener su comida favorita , las bellotas y fueron grandes amigos.
    ¡¡¡Mi mama actuó de la pinta!!!

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